Nuestro paraíso de Segade
Sin ganas de ponerle en valor su historia, que la tiene, en este post os queremos hablar de uno de los lugares preferidos que tenemos cuando estamos haciendo algún servicio por la zona de Caldas de Reyes, ya sea por el Camino Portugués, o por algún tour por Pontevedra o las Rías Bajas. Nuestro paraíso de Segade.
Hemos de reconocer que esta parada no la metemos en nuestros servicios habituales, y la visitamos más nosotros que con nuestros clientes, cuando los tiempos muertos nos lo permiten. Muchas veces los tiempos a cumplir de un programa y la tipología de cliente nos obligan a saltarnos sitios como el de la zona de Segade en Caldas de Reyes.
Relajarse en la zona del Puente Segade, puente medieval de origen romano probablemente, restaurado en el siglo XVIII, en el que, entre maleza y algún descuido, muchas veces nos sentamos simplemente a escuchar el río Umia y contemplar un espacio de naturaleza e historia que siempre nos sobrecoge. Parece que aquí el tiempo se detiene.
Para rematarla, un poco más abajo, nos adentramos en una zona de abundantísimos molinos, algunos de ellos restaurados como viviendas de particulares. La zona, con el paso de los años, tiene algún deterioro en su paisaje, pero no deja de ser un área simplemente espectacular.
Lo que no perdonamos en verano es no ir a las piscinas naturales de Segade. No son precisamente de fácil acceso, y allá donde parece que termina el camino que hasta allí nos lleva, es donde hay que agachar la cabeza y pasar por el medio de una parra hasta llegar a este espectáculo de la naturaleza.
Con un salto de agua de unos 30 metros de altura y los restos de una antigua "fábrica de Luz" que Fenosa cerró en los años 50, el agua se va estancando en pequeñas pozas de diferentes tamaños donde siempre uno se puede dar un reconfortante baño. A veces en verano, vemos a los niños y no tan niños de la zona, resbalando por las rocas como si de un tobogán se tratase para caer en la última poza. Hasta hay recobeco natural con asiento incluido, producido por la propia fuerza del agua probablemente, en las rocas graníticas, que muchos aprovechan para darse un reconfortante masaje en la espalda
En fin, son estas alegrías que nos da este trabajo, y que muchas veces guardamos como nuestro mejor secreto para el disfrute personal, o con clientes que se quieran salir del circuito habitual para tener una experiencia que difícilmente olvidarán.
No sale mucho en las guías, a veces nosotros ni lo enseñamos, pero hoy le hacemos un homenaje a uno de esos sitios que nos hace sentir bien y disfrutar más de nuestra profesión de guías. Aquí se lo queremos compartir.